El estado de la salud pública : revertir el impacto de la crisis

Los medicamentos aumentaron un 10% desde la devaluación posterior a las PASO, acumulando más de 300 % desde diciembre de 2018. La espiral inflacionaria y la devaluación afectan la salud de los argentinos. Por el lado de la demanda, porque en contextos turbulentos la gente enferma y somatiza más. Por el lado de la oferta, porque restringe los recursos disponibles para producir salud.

Los presupuestos sectoriales son afectados por los precios de los insumos de salud, generando problemas que se han manifestado en la disponibilidad de vacunas, anticonceptivos, antirretrovirales; situación esta que adquirió estado público a través de los medios de comunicación.

En contextos inflacionarios, la lentitud de los procesos de compra del Estado es compensada por determinadas conductas defensivas de los proveedores, quienes incorporan sobreprecios en sus ofertas e incluso a veces ni presentan ofertas. El resultado es el desabastecimiento en los servicios.

Argentina enfrenta desafíos que requieren del compromiso de los trabajadores de la salud y del conjunto de la sociedad, pero también de la presencia de los insumos que son estratégicos para la salud. Esto es necesario para dar respuesta a la reemergencia de paperas, sarampión y sífilis; para enfrentar la amenaza del Dengue; para contener el avance del VIH, así como tratar a las enfermedades crónicas.

La crisis impacta en la cadena de pagos a prestadores, observándose problemas en la normal prestación de servicios, a lo que se suman los bajos aranceles y los pagos diferidos.

A esto se agrega la crisis social de contar con 16 millones de pobres y 3 millones de indigentes, lo que se manifiesta en la existencia de población en riesgo de no acceder a los alimentos y medicamentos fundamentales. Pero la crisis afecta a todas las clases sociales ya que unas 180 mil personas del área metropolitana se dieron de baja de sus Planes de Medicina Prepaga en lo que va del año, por no poder afrontar el costo de las cuotas.

Ante una crisis similar en el 2002 se declaró la Emergencia Sanitaria, que le daba al Ministerio de Salud atribuciones para intervenir frente a esa difícil coyuntura. Actualmente, degradado a una Secretaría ha generado el debilitamiento de muchas políticas destinadas a la provisión de estos insumos fundamentales para la salud.

El Programa Remediar, que cubría la medicación necesaria para más del 80% por ciento de los motivos de consulta ambulatoria, se ha desmantelado, y otros programas como inmunizaciones, salud sexual y reproductiva, VIH Sida presentan faltantes importantes en sus insumos.

También y para tener en cuenta, en distintas circunstancias se implementaron mecanismos que se revelaron como apropiados para contribuir a afrontar las crisis. Así está la posible implementación de compras en forma directa por el Ministerio de Salud o a través de los mecanismos de la OPS o del Fondo de Naciones Unidas para Población.

Las crisis impactan primordialmente en inequidades, los promedios estadísticos de muchos indicadores sanitarios esconden brechas existentes, por lo que tenemos que dar respuestas a las necesidades más imperiosas de la población, y así mejorar una distribución más equitativa en el acceso a los cuidados y resultados de salud.

Principalmente para la Población Materno Infantil y los adultos mayores, ya que son los dos extremos de la vida, los mas vulnerables, máxime si se acompañan de situación de pobreza.La descentralización y el federalismo sanitario implican que las jurisdicciones provinciales y municipales ocupen un papel fundamental en la producción de la salud.

El Ministerio de Salud debe asumir un protagonismo, propiciando modelos apropiados de financiamiento y de atención, como el gran director de orquesta que compensa e iguala coberturas a nivel país para igualar el acceso y los resultados de salud.

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