Manual de Prevención y tratamiento del COVID-19

COVID-19: ¿el vaso medio lleno?
Esteban Lifschitz1
Salvo excepciones, sabemos hoy que 80 de cada 100 personas que se infectan por COVID-19
presentará un cuadro leve y no requerirá internación, 15% deberá ser internado en sala general y
el 5% restante requerirá de cuidados críticos. Pero en el caso de la mortalidad, se observan tasas
muy disímiles, desde cifras cercanas al 1% como en Corea del Sur hasta superiores al 10% en Italia.
Si bien esa disparidad solo aporta incertidumbre, los cálculos de mortalidad en función de los
casos confirmados dicen parte de la verdad. El denominador está fuertemente influenciado por la
estrategia de testeo que implementa cada país, por lo que pierde atractivo para realizar
comparaciones y hasta para predecir la evolución en cada país.
Una manera alternativa de analizar los datos de mortalidad es relacionarlos con la población
pasible de enfermarse en cada país. Al momento de escribirse este informe2
, en Argentina hubo 26
muertes por COVID-19, equivalente a 0,583 fallecidos por millón de habitantes. ¿Es esa una tasa
baja?, ¿deberíamos esperar un comportamiento diferente o se mantendrá con el correr de los
días?
Para intentar dar respuesta a esos interrogantes se analizó la evolución de la mortalidad por
millón de habitantes en un grupo de países de América Latina y Europa. Más allá del momento en
que se inició la enfermedad, se consideró DÍA 0 a la fecha en la que se presentó el primer
fallecimiento en cada país. Nuestro DÍA 0 fue el 7 de marzo, el de Italia fue el 21 de febrero y el de
Uruguay, hace tan solo 3 días. Argentina transita hoy su 24° día posterior a la primera muerte por
COVID-19, con una tasa levemente superior a los 0,447 fallecidos por millón de habitantes que
tuvo Francia en el mismo lapso de tiempo. Notablemente diferente ha sido la evolución de la
pandemia en España e Italia, donde al arribar a su día 24 contaban con la nada envidiable tasa de
103 y 30 muertes cada millón de habitantes, respectivamente.
En la tabla 1 se presenta el DÍA 0 en cada país analizado, el día 24, que se utilizó para el presente
informe y el día en el que se encuentran durante este 31 de marzo de 2020.
1 Médico sanitarista. Director de la Carrera de Médico Especialista en Evaluación de Tecnologías Sanitarias,
Facultad de Medicina, UBA.
2 31 de marzo de 2020 a las 15 hs.
Tabla 1: Fechas relevantes en los países analizados.
País Día 0 Día 24 Día actual
3
Francia 15/02/2020 10/03/2020 45
Corea del Sur 20/02/2020 15/03/2020 40
Italia 21/02/2020 16/03/2020 39
Estados Unidos 01/03/2020 25/03/2020 30
España 03/03/2020 27/03/2020 28
Reino Unido 05/03/2020 29/03/2020 26
Argentina 07/03/2020 31/03/2020 24
Canadá 08/03/2020 No aplica 23
Alemania 09/03/2020 No aplica 22
Ecuador 13/03/2020 No aplica 18
Brasil 16/03/2020 No aplica 15
Colombia 16/03/2020 No aplica 16
México 18/03/2020 No aplica 13
Israel 20/03/2020 No aplica 11
Chile 21/03/2020 No aplica 10
Uruguay 28/03/2020 No aplica 3
Fuente: Elaboración propia.
3 Días transcurridos desde el primer fallecimiento por COVID-19.
Por su parte, la tabla 2 detalla el número de habitantes que fue considerado para cada uno de los
países.
Tabla 2: Número de habitantes en los países seleccionados.
País Habitantes
Argentina 44.560.000
España 47.100.000
Estados Unidos 327.352.000
Italia 60.015.000
Alemania 83.019.000
Francia 67.064.000
Reino Unido 66.647.000
Corea del Sur 51.635.000
Canadá 36.994.000
Brasil 210.147.000
Israel 8.881.000
Chile 19.107.000
Colombia 50.300.000
Uruguay 3.449.000
México 135.527.000
Ecuador 17.023.000
Fuente: Elaboración propia a partir de estimaciones poblacionales para 2020.
Desde el mismo DÍA 0 todos los países presentaron curvas diferentes de mortalidad, inicialmente
las mayores subas se observaron en Estados Unidos donde la mortalidad creció 500% en las
primeras 72 hs de producido el fallecimiento inicial. Francia y Canadá fueron los países que más
días demoraron en contabilizar su segunda defunción, diez días en el caso francés y 8 en el país de
América del Norte.
Al comparar la mortalidad por millón de habitantes de cada uno de los países que completaron al
menos 24 días desde el primer fallecimiento, queda en claro que la evolución en España reviste
características de catástrofe (gráfico 1) contabilizando 4.858 muertes, equivalentes a más de 100
por millón de personas.
Gráfico 1: Fallecidos por millón de habitantes. Día 24 post primer fallecimiento. Países
seleccionados.
Fuente: Elaboración propia.
Argentina ha atravesado estos 24 días con cifras marcadamente inferiores a la de la mayoría de los
países analizados, solo por encima de Francia con una tasa de 0,447. Esta comparativa permite
estimar cuál hubiera sido la cantidad de muertos por COVID-19 si la evolución de la enfermedad
hubiera seguido las tasas de alguno de los países analizados. Como muestra el gráfico 2, si
Argentina hubiera llegado a su día 24 con las tasas españolas, tendríamos hoy cerca de 4.600
muertos (en lugar de los 26 que efectivamente se produjeron hasta la fecha). Por su parte, serían
65 las muertes con las tasas de Corea del Sur, uno de los países que se presentan como modelos a
seguir para morigerar el impacto de la pandemia.
Gráfico 2: Número de muertos en Argentina. Estimación según tasas de países seleccionados.
Fuente: Elaboración propia.
Aun cuando varios de los países analizados su Día 24 desde la primera muerte por COVID-19, el
análisis sirve para entender hacia dónde parece ir la pandemia en cada uno de ellos. En el caso de
Israel, un país de pequeñas dimensiones y menos de 9 millones de habitantes, las 17 muertes
contabilizadas en su Día 11 se corresponden con una tasa de 1,914 fallecimientos por millón de
habitantes. Con esas tasas, Argentina hubiera alcanzado las 85 muertes el 18 de marzo en lugar de
las 3 que efectivamente se produjeron hasta esa fecha.
En el gráfico 3, se presenta el número de muertos que hubiera tenido Argentina en caso de haber
presentado la tasa por millón de habitantes que tuvieron los países analizados. Cabe aclarar que
ninguno de estos países arribó todavía al día 24, el análisis se realizó en comparación con la
mortalidad real que tuvo Argentina al cumplir el Día de evolución correspondiente. Como puede
observarse, el número de fallecidos hubiera sido mayor en todos los casos. A modo de ejemplo, si
Argentina hubiera llegado al Día 15 con la tasa que presentó Brasil ese mismo día, hubiéramos
tenido 32 muertos más que los que efectivamente se presentaron en esa jornada. Aun cuando el
menor exceso de fallecimientos en términos absolutos se observa al compararnos con México, el
mismo hubiera sido del 67% en términos porcentuales.
Gráfico 3: Número de muertes en Argentina según tasas de países seleccionados.
Fuente: Elaboración propia.
Este indicador parece haber impactado con mayor fuerza en los países europeos, tal como se
presenta en el gráfico 4. Al momento de arribar al mismo día en la evolución posterior al registro
del primer fallecimiento, España presentó tasas casi 200 veces superiores a las de Argentina.
Gráfico 4: Mortalidad por millón de habitantes. Día 0 a 24. Países seleccionados.
Fuente: Elaboración propia.
La pandemia lleva menos días de evolución en los países de Latinoamérica pero la tendencia
permite estimar cómo se comportará la enfermedad en cada uno de ellos. Mientras que Argentina
alcanzó las 0,583 muertes por millón de habitantes 24 días después de la primera muerte, Ecuador
tardó solamente entre 8 y 9 días para lograrlo. De hecho, aun cuando recién atraviesa el 18° día la
tasa alcanzó las 4,4 muertes en esa cantidad de habitantes (gráfico 5)
Gráfico 5: Mortalidad por millón de habitantes. Día 0 a 24. Países de Latinoamérica.
Fuente: Elaboración propia.
La mortalidad por COVID-19, como en tantas otras enfermedades, depende de múltiples variables.
Las mismas pueden atribuirse a la letalidad del propio virus, a las condiciones del paciente
infectado y a las respuestas por parte del sistema de salud.
En el primer caso, y más allá de limitación que supone realizar el cálculo con un denominador
heterogéneo entre países, todo parce indicar que el virus es responsable de la muerte de
aproximadamente 2 personas cada 100 que contraen la enfermedad. Esa cifra puede modificarse
por características de quienes la padecen, tal como se observa en mayores de 70 años, género
masculino o que la presencia de comorbilidades.
Las respuestas que implementen los países condicionarán de manera concreta la evolución de la
pandemia. No solo por las medidas en sí mismas, desde la mitigación hasta la supresión más
estricta sino también por la temporalidad en que estas se implementen. Basta con ver la evolución
que ha tenido el número de casos en países como Brasil, Estados Unidos o España, donde sus
dirigentes han minimizado inicialmente el problema lo cual les impidió “ganar tiempo”. Se habla
permanentemente de la necesidad de aplanar la curva de casos y es el sustento de medidas como
el aislamiento social obligatorio que se ha instalado en Argentina hace ya varios días. El efecto
buscado es el equivalente a que nadie se quede sin su lugar en el viejo juego de la silla. Cuantas
más personas necesiten sentarse al mismo tiempo, más gente quedará sin su silla. En términos
de esta enfermedad, se trata ni más ni menos, que de un exceso de muertes por falta de recursos
para atender a los pacientes más graves.
La evolución de la pandemia muestra que el aplanamiento de la curva es necesario, pero no
suficiente, sobre todo si el pico de casos se produce cuando el sistema de salud ya saturó su
capacidad de respuesta. Es imprescindible dimensionar adecuadamente las camas de unidades
críticas para dar respuesta al 5% de casos más graves. La falta de camas de UTI se asocia a un
exceso de mortalidad no atribuible a la letalidad del virus. Es probable que ese sea uno de los
motivos de la explosión de fallecimientos que se produjeron en España e Italia. Según algunas
estimaciones, muere una persona más de la esperable por cada 3 camas de UTI que faltan.
¿Cómo nos está yendo?
Una manera de estimar la evolución de la pandemia en los diferentes países es calcular el
porcentaje de crecimiento de la mortalidad por millón de habitantes cada 10 días. Entre el DÍA 0 y
el 10°, el mayor crecimiento se produjo en España. Pasó de 0,021 muertes el 3 de marzo (valor
muy similar al que presentó Argentina en su propio DÍA 0) a 2,718 lo cual representa un aumento
del 12.700%. Argentina duplicó ese indicador en los primeros 10 días, siendo junto a Francia los
países con menor progresión de la mortalidad. En el período que va del 10° al 20° día, se produjo
una crecida desmesurada en el Reino Unido, con un crecimiento del 4.000%. Aunque lejos de esas
cifras, el crecimiento del 750% en Argentina es un llamado de atención que merece ser
considerado. No solo por el aumento en sí sino, porque Francia presentó un comportamiento
similar y en su 45° día alcanzó las 52,5 muertes por millón de habitantes. En caso de que Argentina
continuara la progresión de Francia, el 21 de abril debería hacer frente a 2.340 muertes.
Esperemos que el camino se parezca más al transitado por Corea del Sur, quien luego de un
aumento de 1.600% en los primeros 10 días redujo drásticamente la tendencia llegando a solo
253% entre el día 10 y 20. El gráfico 6 presenta el crecimiento porcentual de cada país en los 20
días posteriores a su primer fallecimiento por COVID-19.
Gráfico 6: Mortalidad por millón de habitantes. Cambios entre DÍA 0 y 20. Países seleccionados.
Fuente: Elaboración propia.
Una manera alternativa de analizar el impacto de la pandemia es midiendo los días hasta que se
duplica el número de muertes. Desde el DÍA 0, la duplicación inicial en Argentina se produjo luego
de 6 jornadas y debieron pasar otros 8 días para volver a duplicarse. Pero una vez que se presentó
el 4° fallecimiento, la velocidad de duplicación se aceleró notablemente. Pasaron solo 3,5 días
hasta alcanzar la octava muerte y menos de 3 para llegar a la número 16. Finalmente, en los
últimos 3 días solo se ha producido un aumento del 36%, pasando de 19 fallecidos a los 26 que se
alcanzaron el 31 de marzo.
Conclusiones
Queda claro que la pandemia interpela a todos los países y hasta aquellos que aparecen en los
primeros lugares del ránking en base a sus sistemas de salud, están hoy notablemente afectados
por esta enfermedad.
Ciertos indicadores permiten ver el vaso medio lleno, como la mortalidad por millón de habitantes
que presenta nuestro país al atravesar su día 24 e incluso al compararlas con las que se hubieran
producido con las tasas de países que todavía no alcanzaron su 24° post muerte inicial.
Evidentemente, las medidas tomadas por el gobierno (de las cuales todavía no hemos visto su
impacto completo) han sido acertadas y temporalmente impecables. Pero una pandemia como
esta viene acompañada de mucha incertidumbre, ya que su evolución no depende solo de la
implementación de medidas a tiempo sino también, de la capacidad de respuesta del sistema de
salud para hacer frente a los casos más graves. Es allí donde todavía es difícil sacar conclusiones
definitivas. Es alentador que el aumento de la mortalidad haya reducido su marcha en los últimos
3 días respecto a los tres anteriores, pero no debemos relajar el cumplimiento de las medidas de
aislamiento y es imperativo aprovechar la ventaja que supuso conocer la evolución de la pandemia
en el hemisferio norte, sobre todo para coordinar una mejor respuesta en terapia intensiva. Algún
día esta pandemia también habrá pasado, de nuestra capacidad de reacción dependerá que
podamos recordarla como un tusnami que hemos logrado atravesar de la mejor manera posible.
Lograrlo depende de todos y cada uno de nososotros. #quedateencasa.
Bibliografía
1. Argentina. Ministerio de Salud. Informe diario. Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/coronavirus/informe-diario (último acceso: 31 de marzo de
2020)
2. España. Departamento de Seguridad Nacional. Sala de prensa. Disponible en:
https://www.dsn.gob.es/es/actualidad/sala-prensa
3. Johns Hopkins University & Medicine. Coronavirus Resource Center. Disponible en:
https://coronavirus.jhu.edu/map.html (último acceso: 31 de marzo de 2020)

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